El Gobernador de la Corona Española en Chile, Casimiro Marcó del Pont, cansado de las acciones de Manuel Rodríguez ofreció una recompensa por quien capturara al insolente guerrillero.
Un día bajando de su esplendoroso carruaje, un pobre criollo le abre la puerta con tal reverencia, que el Gobernador complacido con tal sumisión, le deja caer una moneda en pago.
Un día bajando de su esplendoroso carruaje, un pobre criollo le abre la puerta con tal reverencia, que el Gobernador complacido con tal sumisión, le deja caer una moneda en pago.
Jamás imagino el Gobernador, que aquel Criollo era el mas astuto Patriota, el mismo que todas sus Tropas Realistas buscaban sin descansar…
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